CAPITULO III
Y he aquí que de pronto me encontré con un semejante, otro gusano en mi camino.
Miraba el paisaje como si todo fuera nuevo, las piedras, la hierba, los árboles; le seguí guardando cierta distancia, sentía mucha curiosidad.
No se guarecía de la lluvia cuando esta llegaba, no se escondía del sol, respiraba ávido el aire, mantenía muy abiertos los ojos y seguía su camino.
Hasta que resolví hablarle.
_ Hola _le dije.
_ Hola _contestó.
_ ¿Quién eres?
_ Un gusano _me respondió.
_ Otro...
_ Pues claro, todos los demás son otros para uno mismo _me miró por primera vez_ ¿qué buscas? ¿por qué caminas solo?
_ Oh _dije yo_ estoy en un camino de búsqueda...
_ ¿Y qué buscas?
_ Bueno, aún no lo sé _contesté sintiendo un tanto avergonzado.
Me miró levemente sorprendido.
_ ¿Y cómo esperas encontrar lo que buscas?
_ Oh, bueno, espero saberlo cuando llegue el momento.
_ Eres valiente _me dijo_ pocos harían lo que tú. Te imaginas si lo que buscas los has pasado muchas veces en el camino. Menudo problema. Te admiro.
Le miré a su vez, qué gusano tan extraño.
_ ¿Y tú, que haces en el camino? _pregunté.
_ Voy y vengo, también buscando.
_ ¿Y qué buscas? _insistí.
_ Busco colores nuevos, olores nuevos, hierba que no haya visto, piedras de distintas formas, lo busco todo, y está en todas partes. Es una búsqueda fácil, pero no siempre te sientes completo.
Volvió a mirarme.
_ En fin _terminó_ nada es perfecto. El Mundo no es perfecto.
Nuestro camino continuó en silencio por un rato, sentía cierta fascinación por mi compañero de camino, pero su última frase se repetía en mi cabeza.
De pronto su camino giró hacia la derecha, el mío a la izquierda.
_ Adiós Gusano _me dijo.
_ Adiós _ le respondí.
El mundo no es perfecto, me repetía una y otra vez...
_ Pero es tu amigo _me dijo la voz dentro de mí.
Y estuve de acuerdo con ella, por primera vez.
miércoles, 1 de agosto de 2007
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