CAPITULO IV
Llegó la noche, silenciosa, aún recordaba mi último encuentro, y me preguntaba cuántas cosas extraordinarias (o no) vería aún en mi camino.
Me dirigí a un costado de mi senda, y ahí, bajo las estrellas en el cielo, me dormí.
Pero la voz no descansaba, jamás.
_ ¿Sigues soñando con sonrisas en el aire? _me dijo la voz.
Desperté.
_ Sabes _le dije_ fue un error no continuar ignorándote. Hay un momento para todo ¿no crees?
_ Siempre es momento de aprender una lección.
Traté de dormir, ignorándole otra vez.
_ No te servirá callar _gritó dentro de mí_ aunque eso lo hará más fácil para mí.
Me acomodé para mirar las estrellas, ya que no podría dormir, y le dejé continuar.
_ Gusano, debes escucharme, debes entrar en razón, deja de lado los sueños, las aventuras, debes buscar algo más alto, te mezclas con gente extraña en el camino, pierdes tiempo contemplando cosas vanas, canturreando disparates, concéntrate en tu búsqueda...
_ Aún no sé lo que busco _le interrumpí.
_ Pero no son sonrisas en aves pasajeras, te lo aseguro...
_ ¡Y qué sabes tú lo que busco! _dije, interrumpiendo nuevamente_ ¡qué sabes tú, sólo eres una tonta voz dentro de mí, llena de miedos por lo demás, nada aportas y siempre exiges, ¿y con qué derecho? Si soy yo el que debe enfrentarse a todo.
_ Mira Gusano, no puedes hacer nada sin mí, debes aceptarlo y tomarme en cuenta...
_ Puedo hacerlo todo, siempre ha sido así, siempre he estado solo, hace poco que apareces, ¿y dices que no puedo tomar mis propias decisiones? _comenzaba a sentirme profundamente molesto_ ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Molestando a otros gusanos?
_ Soy tú mismo, dentro de ti, el que toma las decisiones inteligentes, estoy en tu mente, el único que sabe lo que te pasa...
_ Pero no eres de ayuda _dije.
_ En todas tus decisiones he estado presente...
_ Pero no eres de ayuda _repetí_ seguiré mirando estrellas y siguiendo sonrisas, si es lo que quiero, no quiero miedos, no necesito a nadie que siempre está en mi contra, para eso _y una sonrisa se dibujó en mi rostro_ vuelvo con mi amigo Mundo.
_ Te arrepentirás _me respondió.
_ ¿Estás segura de que no puedes desaparecer? _pregunté, sin detener mi ataque_ quisiera dormir...
_ Me necesitarás _me dijo.
Me quedé un rato en silencio.
_ Lo dudo _comenté con un suspiro_ me bastaré solo, ahora, déjame dormir.
Y la voz no volvió a pronunciar palabra alguna.
jueves, 2 de agosto de 2007
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