CAPITULO V
Amanecía, no había logrado dormir, la voz se había extinguido, ¿para siempre?
Y de pronto un alboroto llamó mi atención, un águila bajaba del cielo, en sus garras, una lagartija, se debatía temerosa.
Y, yo, un simple gusano, supe que debía hacer algo.
_ ¿Qué haces? _increpé a la gran ave.
_ ¿Quién está allí? _preguntó el águila_ ¿Qué quieres? _me dijo al descubrirme frente a ella y casi bajo sus pies.
_ ¿Qué haces? _repetí.
Me miró extrañada, y me respondió:
_ Es evidente, intento desayunar, y tú me estás interrumpiendo.
_ Yo estaba durmiendo _mentí_ y tú me interrumpiste.
Se sonrió sarcásticamente.
_ Sólo un gusano puede despreciarse tanto como para molestar a alguien como yo.
_ Así es _terció la lagartija_ ¿no eres demasiado poca cosa para entrometerte en este tipo de asuntos? _me preguntó, indignada.
_ Sólo intento que no seas devorada.
_ Pues a nadie he pedido ayuda, si crees que tengo miedo, estás equivocado, gusano.
_ Gritabas como si lo tuvieras, sólo hace un rato _estaba sorprendido de su reacción.
Pero el águila, más que sorprendida, estaba encantada con nuestra charla.
_ Vaya que me han hecho reír ustedes, sobre todo tú _me dijo_ eres un gusano divertido.
_ Y entrometido _dijo la lagartija.
_ Bueno, si lo que quieres es morir y alimentar a un ave, me disculpo por la intromisión _dije, haciendo una leve reverencia.
Entonces el águila, que no paraba de reír, dejó en el suelo a la lagartija, que aprovechó el momento para retirarse, lentamente, y siempre reclamando airada contra los apestosos gusanos que creían que podían inmiscuirse en los asuntos de todos.
_ ¿Dejas que se vaya? _le pregunté al águila.
_ Si _me respondió_ ya no importa, ha sido un buen momento el que he pasado _me miró_ Estás loco, Gusano, esa lagartija tiene algo de razón, puedes acabar en problemas por intentar ayudar a desconocidos, además, ya viste, no se fue muy agradecida.
_ No _le dije_ no se le vio agradecida, pero lo importante es que funcionó, ¿o no?
_ Ya lo creo que funcionó _me dijo, mirándome de forma extraña_ si fueras algo más grande, o contundente, te hubiese comido en su lugar.
Y se fue volando, riéndose todavía por lo bajo.
Yo volví a mi camino.Había esperado y no lo haría más, iba en busca, ahora, de una sonrisa.
jueves, 16 de agosto de 2007
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