CAPITULO II
Y resultó que un día, caminando y buscando mis respuestas, alguien apareció.
Volando a través de rayos solares y retazos de nubes, multicolores sueños y deseos luminosos que yo pude ver a través de sus ojos.
_ Hola _me dijo.
_ Hola, ¿quién eres? _le miré_ ¿qué eres?
_ Soy un ave, pero no cualquier ave _me dijo_ un colibrí, UNA colibrí _recalcó mientras se mostraba, hermosa y orgullosa.
Sonreía siempre; y la voz en mi parecía despertar otra vez, pero yo estaba decidido a ignorarle siempre.
_ Pareces contento _me dijo la voz.
Y le ignoré.
Y algo nació dentro de mí, inocente gusano, un deseo enorme, que quise hacer realidad.
_ ¿Quisieras acompañarme?.
_ Y la búsqueda _me sopló la voz.
_ Me gustaría _me contestó ella_ pero tú, no puedes volar.
Yo asentí, triste.
_ Pero puedo verte de tiempo en tiempo _me dijo_ siempre voy y vengo, volando y disfrutando. ¿Quieres que vuelva de vez en cuando?
_ Claro _respondí, más feliz de lo que hubiese creído poder estar.
Me sonrió otra vez, y se alejó sonriendo.
_ Ahí tienes _me habló la voz_ eres débil, en la primera oportunidad vienes y cambias todos nuestros planes.
_ ¿Nuestros planes? _le dije riendo.
Estaba tan contento que olvidé que le estaba ignorando.
Entonces continué la marcha, tarareando canciones y pensando menos en mi camino solitario.
Una sonrisa podía aparecer en cualquier vuelta del camino.
martes, 31 de julio de 2007
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