viernes, 31 de agosto de 2007

huyendo

CAPITULO IV

Sólo abrazaba el deseo de dar la espalda, a todo.
No tenía sentido, todo para nada.
¿Eso significa crecer y aprender? ¿Hacerse inmune a los sentimientos?
¿Dejar que cosas que nos duelan pasen y aceptarlas?
¿Nada más?
¿No somos más que eso?
Marionetas destinadas a sufrir, ya sea por la ignorancia o a través del conocimiento. Víctimas de algo o alguien que no se atrevía a dar la cara.
De reojo pude ver a mi amigo, desconcertado, que me seguía.
Me detuve.
_ No podías hacer nada _insistió._
Mundo, perdona, pero creo que de ahora en adelante yo mismo decidiré si puedo o no hacer algo por alguien.
_ Mira, sé que no fue la mejor manera, pero piensa en lo que te dije, dejaste al otro gusano sufriendo solo en su atribulado descubrimiento.
_ Es inútil _le dije, y le sonreí triste.
_ Necesitaba ayuda, tú podías ayudarle.
_ Pero ya no lo hice.
_ ¿Qué harás? _me preguntó y echamos a andar nuevamente.
Le miré.
_ No lo sé, nada, supongo _suspiré_ ¿pensar? ¿caminar?
_ ¿Seguirás caminando?
_ Bueno _respondí_ ya sabes, no puedo detenerme, o me quedaré atrás.

Y sin volver la vista, huí.

lunes, 27 de agosto de 2007

respuestas...

CAPITULO III

Y el tiempo pareció detenerse en ese preciso momento.
_ ¿Es que así deben ser las cosas? _grité_ ¡Hey, Mundo! Aparece ahora, explícame esto. ¡Aparece!
Aún los ecos de mi llamado no se extinguían del todo cuando escuché su voz.
_ Casualmente pasaba por aquí _dijo_ Hola Gusano ¿cómo estás? ¿a qué viene tanto alboroto?
_ ¿Qué es eso de “casualmente pasaba por aquí”? _pregunté rabioso.
_ Bueno, veras, hay cosas que no comprendes de la omnipresencia _respondió.
_ ¡Pues no me interesa! _exclamé_ ahora, sólo dime, ¿por qué?
_ Por qué... ¿qué?
_ Mira Mundo, no te hagas el inocente conmigo, hemos caminado juntos mucho tiempo. Sabes perfectamente acerca de qué estoy hablando...
_ ¿Y esperas una respuesta clara cuando tu pregunta es tan vaga? ¿Dónde quedó tu agudeza? ¿y tu sabiduría, Gusano?
_ No me vengas con tus juegos de aprendizaje, no es el momento _dije con rencor.
Inmediatamente supe su respuesta.
_ Siempre es el momento Gusano.
Me miró.
_ No me has hecho una verdadera pregunta.
_ ¿Por qué has dejado que muriera el zorzal?
_ Sabes la respuesta. Yo no dejé que muriera.
_ Pero tú sabes, me dices que siempre estás... _le dije_ ¿no podías hacer algo?
_ Elecciones, Gusano.
_ ¿Me vas a decir que el zorzal eligió morir? Me resisto a pensar eso. Él salvó mi vida...
_ Salvó tu vida porque decidió no comerte _me interrumpió.
_ Pero me dejó vivir _insistí_ ¿quiere decir eso que es mi culpa? ¿qué de haberme comido estaría él vivo y yo no? ¿quieres decir que es mi culpa?
_ No es tu culpa Gusano, no funciona así _me respondió comprensivo_ ni aunque tú hubieses suplicado por tu vida sería tu culpa.
_ Pero es que no puedo conformarme _grité.
_ ¿Me dices que no te conformas con la muerte del zorzal, por quien no podías hacer nada, pero al encontrarte con un semejante atrapado en sus problemas, está bien que se las arregle solo?

Abrí los ojos desmesuradamente. Acusé el golpe. Sin mirar a mi amigo, sin despedirme, volví a mi camino.

viernes, 24 de agosto de 2007

la caída

CAPITULO II

Pero no hay espacio para la pena, el camino sigue, y además de apoyar al otro gusano, ¿qué más podría hacer?, ¿ocuparme de su carga? El Mundo había sido muy claro, la carga es personal, ¿y no están ahí también nuestros triunfos y alegrías? ¿cómo despojar a un semejante de sus alegrías, aún cuando podamos liberarlo de sus penas?
_ Mis consejos no sirvieron. Porque hablaba por mí. No puedo ayudarle.

Caminaba distraído cuando un furioso batir de alas me sacó de mis pensamientos. Primero pensé en ella, pero no era delicado, luego en al águila, pero no, un ave de menor tamaño.

Y lo único que se me ocurrió pensar fue:

_ ¿Por qué me siguen tantos los seres alados?.

_ Pero que veo _dijo el zorzal, pues eso era_ mi almuerzo caminando.
_ No tengo ganas de discutir _le dije_ si has de hacer algo, hazlo ya.
Mientras seguía caminando.
El zorzal me seguía dando saltitos, me miraba extrañado.
_ ¿No tienes miedo? Deberías, hace rato que no como nada y justo apareciste, nada personal.
_ Así es la vida _le dije_ es parte de tu naturaleza supongo. Yo mismo al alimentarme, me aprovecho de alguien. El ciclo se cierra. Mi amigo el Mundo estaría de acuerdo.
_ No te entiendo Gusano, ¿no quieres vivir? ¿acaso tu vida ha sido tan mala? Es la primera vez que mi comida se resigna tan rápidamente.
_ Al contrario señor ave, mi vida ha sido plena, me faltan cosas por hacer, tareas que terminar, caminos que seguir y una sonrisa siempre espera por mí. No quiero morir.
_ Entonces, no te entiendo _repitió el zorzal.
_ No es necesario _le dije_ todo es bastante complejo en nuestras propias vidas como para entender al resto.
Tímidamente le sonreí, mientras mentalmente me despedía de todo lo que amaba.

Pero el zorzal se había quedado quieto, ya no daba saltitos para seguirme, me dijo:
_ Estás loco Gusano, no quiero tener nada que ver con nadie tan raro como tú.
Y guiñando un ojo, se alejó volando.

Cuando pensaba en la extraña forma en que había hecho un nuevo amigo, escuché una detonación, como un trueno. Miré al cielo, el instante preciso para ver como caía un amigo.

miércoles, 22 de agosto de 2007

retrospección... introspección...

4ª Temporada
"... de apatías y gusanos ortopédicos"

CAPITULO I


Y caminé, en paz conmigo mismo, cantaba canciones, de vez en cuando, miraba las rocas y los árboles, y las nubes. Miraba mi destino, recordaba, sonreía; me dejaba bañar por la tristeza, sabiendo que era pasajera, aprendía, sin parar.

Y pensaba.

_ ¿Quién decide qué es importante en la vida, y qué no lo es? Tal como los días cambian, cambien nuestras prioridades. He perdido y encontrado a Dios, para despedirme de él, he arriesgado mi vida por un reptil malagradecido, lloré y reí. Entonces, para qué me aleje durante tanto tiempo.
_ Pero tampoco he perdido todo este tiempo. Es extraño, salí con miedos y ahora los he dejado atrás. Una vez, charlando con el mundo le pedí que llevara mi carga, el se negó, nunca pensé que aceptaría de todas formas, el miedo estaba presente en ese peso muerto que llevaba a cuestas, y yo pensé que al dejarlo se haría más liviano mi andar. No es así, el peso se compensa.
_ Mas, he aprendido que no solo las penas pesan, también las alegrías, todo forma parte de nuestro equipaje, y vamos a todos lados con él, es por eso que ya no me pesa. Pero el Mundo jugó conmigo, nada se detiene si yo lo hago, el camino sigue ahí, desde el principio y hasta que cambia o desemboca en otro. Alguna vez intenté correr, por miedo a quedarme, pero no veía el paisaje y me faltaba el aire.
_ No lamento nada, ha sido una buena vida, para ser un gusano...

Y he aquí que de pronto, me encontré con un viejo conocido, un gusano, parecía una estatua, miraba el suelo.

_ Hola _dije.
_ Ah, hola, eres tú _respondió_ ¿encontraste lo que buscabas?
_ En realidad nunca busqué nada, ahora lo sé.
Se miraron.
_ ¿Qué haces? _pregunté preocupado.
_ Encontré algo _fue la respuesta_ antes, miraba todo porque todo era nuevo, pero ahora, mira, esa piedra, como brilla, cuántos reflejos, debe ser muy valiosa, pero no puedo acercarme más, cambia a cada instante, me ha atrapado. Es bella.
_ Pero sólo una roca _dije.
_ Se ve que no has aprendido nada _me dijo.
Y no volvió a hablar.

Qué búsqueda desperdiciada.
Cuánto tiempo observando las cosas más bellas para quedarse detenido ante una roca brillante.
Me partía el alma dejar a un amigo así.
_ Pero somos dueños de nuestras vidas, de principio a fin, mi amigo Mundo no quiso intervenir en la mía, yo, un simple gusano, no puedo hacer lo propio por un semejante.

Y un poco más triste, seguí mi camino.

jueves, 16 de agosto de 2007

Gusano resuelto

CAPITULO VI

Y llenó de silencios su camino, de recuerdos sin sonido, en blanco y negro, y entrecortados.
Y se detuvo, y tuvo miedo.
Recordó a su amiga, su querida ave, tan llena de vida y de vuelos graciosos, se vio a si mismo, arrastrándose penosamente en su camino.

Y lloró...

Pasó el día lentamente, hasta que la oscuridad comenzó a cubrirlo todo, a lo lejos primero y hasta llegar a él.
Un gusano solo y triste. Y volvió su vista al cielo y se encontró con las estrellas, y sonrió.
Alejándose del miedo y sin dejar de mirar a las alturas, su corazón, un puño de pronto, y el gusano, oró.

_ Señor Dios _dijo_ tal vez seas una broma, como dijo alguna vez un amigo. Tal vez le hable a tu recuerdo en estos momentos. No te pido nada, sólo quiero contarte algo.
Desde aquí y ahora, volveré sobre mis pasos, no debo estar más solo, no importa el tiempo perdido, ni que mis palabras ahora puedan ser llevadas por el viento, y perdidas entre paisajes nocturnos. No importa si me escuchas, pues esta será la última palabra que te diga. Pronto estaré entre amigos. He aprendido cosas en mi camino. He tenido momentos de gloria, así como de profunda desesperación. De las cosas que buscaba y no sabía, no las he hallado, y es extraño, no me importa, he intentado siempre hacer lo correcto. Pero siempre según mi propio pensamiento.
Ha pasado mucho tiempo.
Me despido ahora, de ti, y de mis miedos.

Pero no pudo moverse, y como en una explosión, se vio atrapado entre su propia desesperación y el fantasma de sus temores.

Y en ese mismo sitio se quedó, y volvió a llorar desconsoladamente, hasta que el cansancio le venció y sin moverse un solo milímetro, se durmió.

Al amanecer, el frío le despertó. Se quedó allí. Vino el sol y entibió su cuerpo. No se movió. Corría el tiempo, lenta e inexorablemente. Pero el gusano, no se movió.

Y he aquí que, cuando el ocaso se hacía presente, un liguero batir de alas, un perfume de flores, y la misma voz que un día le extasiara.

_ Hola Gusano _dijo alegre.
_ Hola _respondió el gusano en un susurro.
_ ¿Estás triste? _preguntó ella.
_ Si, bueno, ahora no, o sea, estuve... hace un rato, ahora ya no, nunca más.
Y el movimiento volvió al gusano. Y echó a andar.
Ella le acompañó durante un largo trecho, contando aventuras y describiendo los lugares por donde había pasado. El gusano escuchaba, feliz.
_ Bueno _dijo ella_ nos veremos nuevamente, tú sabes, me es difícil quedarme mucho rato en un mismo sitio... quizás algún día.
_ Adiós _dijo el gusano, sin dejar que la tristeza le envolviera nuevamente.
Y la miró un rato mientras ella se alejaba, volando.
Y continuó su camino de vuelta, con las manos vacías, y el corazón contento.

retomando el camino

CAPITULO V

Amanecía, no había logrado dormir, la voz se había extinguido, ¿para siempre?

Y de pronto un alboroto llamó mi atención, un águila bajaba del cielo, en sus garras, una lagartija, se debatía temerosa.
Y, yo, un simple gusano, supe que debía hacer algo.

_ ¿Qué haces? _increpé a la gran ave.
_ ¿Quién está allí? _preguntó el águila_ ¿Qué quieres? _me dijo al descubrirme frente a ella y casi bajo sus pies.
_ ¿Qué haces? _repetí.
Me miró extrañada, y me respondió:
_ Es evidente, intento desayunar, y tú me estás interrumpiendo.
_ Yo estaba durmiendo _mentí_ y tú me interrumpiste.
Se sonrió sarcásticamente.
_ Sólo un gusano puede despreciarse tanto como para molestar a alguien como yo.
_ Así es _terció la lagartija_ ¿no eres demasiado poca cosa para entrometerte en este tipo de asuntos? _me preguntó, indignada.
_ Sólo intento que no seas devorada.
_ Pues a nadie he pedido ayuda, si crees que tengo miedo, estás equivocado, gusano.
_ Gritabas como si lo tuvieras, sólo hace un rato _estaba sorprendido de su reacción.
Pero el águila, más que sorprendida, estaba encantada con nuestra charla.
_ Vaya que me han hecho reír ustedes, sobre todo tú _me dijo_ eres un gusano divertido.
_ Y entrometido _dijo la lagartija.
_ Bueno, si lo que quieres es morir y alimentar a un ave, me disculpo por la intromisión _dije, haciendo una leve reverencia.

Entonces el águila, que no paraba de reír, dejó en el suelo a la lagartija, que aprovechó el momento para retirarse, lentamente, y siempre reclamando airada contra los apestosos gusanos que creían que podían inmiscuirse en los asuntos de todos.
_ ¿Dejas que se vaya? _le pregunté al águila.
_ Si _me respondió_ ya no importa, ha sido un buen momento el que he pasado _me miró_ Estás loco, Gusano, esa lagartija tiene algo de razón, puedes acabar en problemas por intentar ayudar a desconocidos, además, ya viste, no se fue muy agradecida.
_ No _le dije_ no se le vio agradecida, pero lo importante es que funcionó, ¿o no?
_ Ya lo creo que funcionó _me dijo, mirándome de forma extraña_ si fueras algo más grande, o contundente, te hubiese comido en su lugar.

Y se fue volando, riéndose todavía por lo bajo.
Yo volví a mi camino.Había esperado y no lo haría más, iba en busca, ahora, de una sonrisa.

jueves, 2 de agosto de 2007

discusiones en la noche...

CAPITULO IV

Llegó la noche, silenciosa, aún recordaba mi último encuentro, y me preguntaba cuántas cosas extraordinarias (o no) vería aún en mi camino.
Me dirigí a un costado de mi senda, y ahí, bajo las estrellas en el cielo, me dormí.

Pero la voz no descansaba, jamás.

_ ¿Sigues soñando con sonrisas en el aire? _me dijo la voz.
Desperté.
_ Sabes _le dije_ fue un error no continuar ignorándote. Hay un momento para todo ¿no crees?
_ Siempre es momento de aprender una lección.
Traté de dormir, ignorándole otra vez.
_ No te servirá callar _gritó dentro de mí_ aunque eso lo hará más fácil para mí.
Me acomodé para mirar las estrellas, ya que no podría dormir, y le dejé continuar.
_ Gusano, debes escucharme, debes entrar en razón, deja de lado los sueños, las aventuras, debes buscar algo más alto, te mezclas con gente extraña en el camino, pierdes tiempo contemplando cosas vanas, canturreando disparates, concéntrate en tu búsqueda...
_ Aún no sé lo que busco _le interrumpí.
_ Pero no son sonrisas en aves pasajeras, te lo aseguro...
_ ¡Y qué sabes tú lo que busco! _dije, interrumpiendo nuevamente_ ¡qué sabes tú, sólo eres una tonta voz dentro de mí, llena de miedos por lo demás, nada aportas y siempre exiges, ¿y con qué derecho? Si soy yo el que debe enfrentarse a todo.
_ Mira Gusano, no puedes hacer nada sin mí, debes aceptarlo y tomarme en cuenta...
_ Puedo hacerlo todo, siempre ha sido así, siempre he estado solo, hace poco que apareces, ¿y dices que no puedo tomar mis propias decisiones? _comenzaba a sentirme profundamente molesto_ ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Molestando a otros gusanos?
_ Soy tú mismo, dentro de ti, el que toma las decisiones inteligentes, estoy en tu mente, el único que sabe lo que te pasa...
_ Pero no eres de ayuda _dije.
_ En todas tus decisiones he estado presente...
_ Pero no eres de ayuda _repetí_ seguiré mirando estrellas y siguiendo sonrisas, si es lo que quiero, no quiero miedos, no necesito a nadie que siempre está en mi contra, para eso _y una sonrisa se dibujó en mi rostro_ vuelvo con mi amigo Mundo.
_ Te arrepentirás _me respondió.
_ ¿Estás segura de que no puedes desaparecer? _pregunté, sin detener mi ataque_ quisiera dormir...
_ Me necesitarás _me dijo.
Me quedé un rato en silencio.
_ Lo dudo _comenté con un suspiro_ me bastaré solo, ahora, déjame dormir.

Y la voz no volvió a pronunciar palabra alguna.

miércoles, 1 de agosto de 2007

un semejante...

CAPITULO III

Y he aquí que de pronto me encontré con un semejante, otro gusano en mi camino.
Miraba el paisaje como si todo fuera nuevo, las piedras, la hierba, los árboles; le seguí guardando cierta distancia, sentía mucha curiosidad.
No se guarecía de la lluvia cuando esta llegaba, no se escondía del sol, respiraba ávido el aire, mantenía muy abiertos los ojos y seguía su camino.
Hasta que resolví hablarle.

_ Hola _le dije.
_ Hola _contestó.
_ ¿Quién eres?
_ Un gusano _me respondió.
_ Otro...
_ Pues claro, todos los demás son otros para uno mismo _me miró por primera vez_ ¿qué buscas? ¿por qué caminas solo?
_ Oh _dije yo_ estoy en un camino de búsqueda...
_ ¿Y qué buscas?
_ Bueno, aún no lo sé _contesté sintiendo un tanto avergonzado.
Me miró levemente sorprendido.
_ ¿Y cómo esperas encontrar lo que buscas?
_ Oh, bueno, espero saberlo cuando llegue el momento.
_ Eres valiente _me dijo_ pocos harían lo que tú. Te imaginas si lo que buscas los has pasado muchas veces en el camino. Menudo problema. Te admiro.
Le miré a su vez, qué gusano tan extraño.
_ ¿Y tú, que haces en el camino? _pregunté.
_ Voy y vengo, también buscando.
_ ¿Y qué buscas? _insistí.
_ Busco colores nuevos, olores nuevos, hierba que no haya visto, piedras de distintas formas, lo busco todo, y está en todas partes. Es una búsqueda fácil, pero no siempre te sientes completo.
Volvió a mirarme.
_ En fin _terminó_ nada es perfecto. El Mundo no es perfecto.
Nuestro camino continuó en silencio por un rato, sentía cierta fascinación por mi compañero de camino, pero su última frase se repetía en mi cabeza.
De pronto su camino giró hacia la derecha, el mío a la izquierda.
_ Adiós Gusano _me dijo.
_ Adiós _ le respondí.

El mundo no es perfecto, me repetía una y otra vez...

_ Pero es tu amigo _me dijo la voz dentro de mí.

Y estuve de acuerdo con ella, por primera vez.