martes, 2 de octubre de 2007

EL Hombre

CAPITULO VII

_ ¿Me has estado siguiendo Mundo?
_ Todo el tiempo, amigo.
_ ¿Y qué pasó con tus tantas ocupaciones? _pregunté.
_ Si no eres capaz de abandonar algo por un amigo, significa entonces que no es tu amigo _me dijo.
_ Bellas palabras, Mundo _dije fríamente, aunque en el fondo estaba enternecido.

Eché a andar y me siguió, sonreía, yo trataba de pensar que estaba muy molesto con él, pero me reconfortaba su compañía.

_ ¿Mundo, cómo lo logras? _pregunté de pronto.
_ ¿El qué? _ me respondió.
_ ¿Cómo logras que todo salga tan mal?
Siguió sonriendo, es posible que adivinara lo que yo sentía por dentro.
_ Gusano, una vez te dije que no te detuvieras, ¿recuerdas?
_ Si _le respondí_ vaya tontería.
_ Así es _me dijo_ así funciona.
Le miré extrañado, era la primera vez que me daba una respuesta.
_ ¿De qué hablas?
_ La vida... nadie te dice qué hacer, nada es tan real como lo que tú crees, y lo que sientes.
_ No hablas como cierta voz que escucho todo el tiempo _le dije, y por primera vez desde que lo volviera a ver, me atreví a devolver su sonrisa.
_ Pero ya piensa como tú ahora _respondió_ o al revés.

Continuamos nuestro camino, callábamos a veces, reía yo con ganas de algunas historias suyas, estaba tranquilo, me sentía más viejo, más cansado, pero más vivo que nunca.

_ ¿Le has visto? _le pregunté de pronto, cuando le comenté acerca de lo que decía la voz acerca de la sonrisa que seguía.
_ Un par de veces _me contestó_ te recuerda, si quieres saberlo.
_ Lo sé _dije simplemente.
_ Mundo, he estado pensando. La mayoría de los seres que he conocido, no tienen un horizonte muy amplio, no buscan mucho, y se conforman con menos. He hecho amigos, es cierto, pero me sentía un tanto solo. Excepto con ella _puntualicé, un tanto avergonzado.
_ La mayoría vive así, la vida para muchos es así.
_ ¿Y dónde puedo encontrar algún ser que busque superarse sin detenerse jamás? _le pregunté.
_ Existe _respondió_ pero está más perdido que todos.
_ Quiero conocerle.
Distinguí un pequeño asomo de tristeza en su mirada, cuando me dijo:
_ Si es lo que quieres, te llevo_ y tomó un camino diferente, uno que nunca había visto.
Caminamos largo rato, ya estaba muy cansado, y cuando estaba a punto de preguntar cuánto faltaba, cuando se detuvo de pronto.
_ Hasta aquí puedo acompañarte _dijo, sin disimular su tristeza.

Y le vi.

_ Gusano, he aquí el Hombre.

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